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sábado, 3 de abril de 2010

Mundial 2010: Japón quiere ir más allá

Uno de los países más pasionales en temas futbolísticos, Japón, afronta su cuarta presencia en un Mundial. Ya dejó hace tiempo de ser el equipo simpático y exótico para convertirse en una de las potencias asiáticas, y acude a Sudáfrica con la intención de llegar hasta las fases finales del torneo. Una consolidación que ya ha ejercido su afición, los 'Samurai Blue', que sin embargo no ha gozado de un camino de rosas para reforzar el fútbol en su país.


Históricamente, Japón ha sido siempre un país volcado al béisbol, deporte donde (a diferencia de los EEUU) su hinchada no para de animar y busca siempre la manera más creativa para hacerlo. Pero un deporte tan pasional como el fútbol no logró calar hasta la década de 1990, cuando las empresas más importantes del país -y a la postre propietarias de los clubes- emprendieron los primeros pasos para establecer un campeonato profesional: la J. League.
La afición japonesa lo da todo por su equipo
La llegada de estrellas internacionales en su ocaso profesional, el apoyo de las empresas y la preparación para albergar un Mundial (que finalmente tuvo que ser con Corea por obligación) generó expectación entre los nipones y se tradujo en resultados positivos, como la primera clasificación para un Mundial en 1998. Sin embargo, la burbuja terminó explotando a finales de la década y algunos equipos como Yokohama Flügels (donde jugó Cesar Sampaio) terminaron desapareciendo.



La afición atravesó momentos difíciles, pero los equipos fueron quienes se acercaron a ellos para establecer un vínculo fuerte con sus ciudades y su club, más allá del seguimiento a un determinado jugador. Los hinchas se fijaron en los movimientos de aficionados y los grupos ultras europeos, copiaron sus técnicas y añadieron otros elementos propios como tifos y cánticos. Y todos ellos se unieron en 2002 para apoyar a su país, que consiguió terminar primero en la fase de grupos. Aunque cayeron en octavos ante Turquía (de la cual hablaremos otro día), todo lo logrado fue un éxito y el fútbol se consolidó como segundo deporte del país.

A falta de un equipo competitivo, donde sus estrellas como Nakamura no pasan por su mejor momento, la afición será el mayor respaldo que tendrá Japón. Un país donde las personas, por encima de las empresas o la publicidad, han sido las que han logrado consolidar este deporte.

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