Tras los incidentes de la pasada semana, con altercados entre ultras vascos y belgas, todos los ojos estaban en los altercados que pudieran producirse en Bruselas. El Athletic Club extremó las medidas de seguridad, había amenazas de que los seguidores más radicales del Anderlecht pudieran estropear la visita de los hinchas bilbaínos por la ciudad, y en cierto modo los medios de comunicación estaban más pendientes de lo polémico que de lo deportivo. Sin embargo, la única paliza que se vio ayer por esas tierras se produjo en el césped.Y es que el Anderlecht ganó 4-0, con una superioridad aplastante. Desde los primeros minutos, jugadores como Lukaku (al que no debería perderse de vista) dieron un golpe sobre la mesa y aprovecharon los numerosos errores de la zaga bilbaína, gol en propia meta de San José incluído. Con estos tantos psicológicos, los belgas se encargaron de anular el juego del equipo español por todos los medios posibles, hasta domesticar a un 'león' muy dócil que salió escaldado del Constant Vanden Stock.
Los únicos que dieron gala de su entrega por el equipo fueron en esta ocasión los aficionados, que se movilizaron de forma masiva a pesar del miedo y la polémica del partido de ida. Fueron pacíficamente a Bruselas a pesar de los riesgos para darlo todo por un club que no correspondió. Un grupo de gente que, en definitiva, no merecía esto.
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